La magnificente Reserva de la Biosfera Maya, con aproximadamente 2.1 millones de hectáreas, creada por el Gobierno de Guatemala en 1990 y reconocida por la UNESCO, alberga el mayor bloque de bosque natural que queda en Centroamérica. Hasta la fecha, esta Reserva es el principal ejemplo de cómo la gestión comunitaria de los bosques tropicales puede contribuir a la conservación de los bosques y al desarrollo de los medios de vida de las comunidades cercanas.
La Reserva de la Biosfera Maya se ubica al norte de Guatemala. Esta Reserva abarca 2.1 millones de hectáreas lo que la hace la mayor zona protegida de Centro América.
La Reserva, junto con las áreas protegidas adyacentes de Belice y México, constituye el corazón de la "Selva Maya" lo cual la hace la mayor selva tropical al norte del Amazonas. La Reserva de la Biósfera Maya posee un patrimonio biológico y cultural vital, ya que alberga innumerables especies en peligro de extinción e incluso antiguos yacimientos arqueológicos Mayas que datan de hace miles de años. Uno de estos sitios, el Parque Nacional Tikal, ha sido declarado Patrimonio Mixto: Cultural y Natural de la Humanidad. Los vestigios arqueológicos Mayas del Templo III y Templo IV pueden observarse como parte del planeta Yavin en la popular franquicia "La Guerra de las Galaxias".
Estos bosques también sirven como un crítico sumidero de carbono, un espacio que absorbe más carbono del que produce, un ecosistema esencial para luchar contra la crisis climática. Sin embargo, la Reserva de la Biosfera Maya es extremadamente vulnerable a la deforestación debido a su posición geográfica a lo largo de una importante ruta de contrabando de drogas. Se sabe que los narcotraficantes talan la selva para utilizarla como zona de aterrizaje en su viaje desde Sudamérica a México y Estados Unidos. Además, la agricultura y la tala ilegal también han supuesto una grave amenaza para la Reserva, ya que la gente busca beneficiarse de la tierra.
Restableciendo el poder de los comunitarios
A finales de la década de 1990, el Gobierno de Guatemala otorgó diez concesiones forestales a las comunidades locales de un área de aproximadamente 400,000 hectáreas por 25 años. Las Zonas Núcleo constituyen el 36% de la Reserva de la Biosfera Maya. Mientras que las Zonas de Uso Múltiple el 40% y las Zonas de Amortiguamiento un 24%, en la parte sur de la Reserva. Algunas actividades económicas reguladas también son permitidas.
Cada concesión es gestionada por una Empresa Forestal Comunitaria la cual extrae madera y productos forestales no maderables de forma responsable de acuerdo con las normas del Forest Stewardship CouncilTM (FSCTM). A la fecha, nueve de las concesiones permanecen activas cubriendo un área de más de 350,000 hectáreas.
En el año 2019, el Gobierno de Guatemala, a través del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), otorgó una prórroga de 25 años a la concesión de Carmelita. Se trata de una comunidad ubicada en la Zona de Uso Múltiple de la Reserva de la Biosfera Maya y es la primera de las nueve concesiones activas a la cual se le renueva el contrato.
Recientemente, en marzo del 2021, se renovó el contrato de otra concesión. El Presidente de Guatemala, Alejandro Giammatei, prorrogó los contratos de concesión que otorgan los derechos de gestión de la tierra por 25 años más a las comunidades de Impulsores Suchitecos.
Para obtener y mantener una concesión forestal en la Reserva de la Biosfera Maya, el gobierno exige la certificación FSC, la cual verifica que las empresas forestales siguen principios sólidos de gestión forestal sostenible.
Prácticas responsables - La clave para nutrir a las comunidades y mantener los bosques en pie
La Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP) ha gestionando por más de 20 añosos recursos forestales en Petén. En el marco de esta función, ACOFOP gestiona más de 500,000 hectáreas de bosques situados en la Zona de Uso Múltiple de la Reserva de la Biosfera Maya. A través del brazo técnico y comercial de ACOFOP, la Empresa Comunitaria de Servicios del Bosque, S.A. (FORESCOM), las unidades de gestión comunitaria han sido certificadas según las normas del FSC por Preferred by Nature.
Las comunidades han adoptado varias medidas de sostenibilidad para gestionar los bosques concedidos. Por ejemplo, se extrae menos de un árbol por hectárea. Además, se elaboran planes anuales que prescriben qué árboles deben ser cosechados y cuáles deben dejarse para futuras cosechas o para ser protegidos como árboles semilleros.
"No se cosechará más del 10% de la cubierta forestal. Esta es una buena medida para abrir el dosel del bosque y permitir la regeneración de las especies", comenta Glyde Hendrick Márquez Morales, representante de FORESCOM.
Al inicio, el aprovechamiento de la madera se centraba en la Caoba (Swietenia macrophylla) y el Cedro Español (Cedrela odorata). Aunque éstos siguen constituyendo una gran parte del volumen de explotación y de los beneficios forestales de la Reserva de la Biosfera Maya, las concesiones han desde entonces diversificado la producción. Esto se ve favorecido por el aumento de la demanda de especies madereras menos utilizadas, como la Santa María (Callophylum brasiliense), el Pucté (Bucida buceras) y el Manchiche (Lonchocarpus castilloi). Las ventas de esta madera han contribuido a la construcción de una escuela comunitaria y han proporcionado becas para que algunos miembros de la comunidad puedan estudiar en el extranjero.
Para aumentar los ingresos y a la vez reducir la tala de madera, estas concesiones también cosechan productos forestales no madereros. La concesión de Carmelita cosecha Xate (hojas de palma) que se encuentran en Centro América. Este producto forestal no maderero suele exportarse a Estados Unidos para la elaboración de adornos florales y ofrece valiosas oportunidades de trabajo a las mujeres de la comunidad. Recientemente, la concesión de Carmelita también ha puesto en marcha un proyecto piloto de producción de chicle. Desde el inicio del programa se han creado más de 9,000 empleos y ha generado buenos ingresos dando lugar a una economía local sólida para la comunidad.
Rainforest Alliance ha trabajado con estas concesiones desde 1999. La relación comenzó con la certificación y se transformó para desarrollar empresas forestales sostenibles, incluyendo la extracción de madera y productos no madereros para la exportación según las estrictas normas del FSC.
Medidas proactivas que brinden resultados
El año pasado, la Biosfera Maya celebró su 30º aniversario confirmando que las prácticas de gestión forestal responsable han demostrado su eficacia. La Reserva registró una tasa de deforestación casi nula (0.4%), manteniendo el 70% de su estado de conservación.
Al mejorar la economía local, los miembros de la comunidad disfrutan de un mayor bienestar. Los niveles de malnutrición infantil han descendido significativamente, mientras que las tasas de asistencia a la escuela han aumentado. Los índices de pobreza en las concesiones también son mucho más bajos en comparación con otras partes de Guatemala, lo que hace que la migración de miembros de las comunidades concesionarias sea un hecho poco frecuente.
En cuanto al impacto de la vida silvestre, se registraron más de 1.5 y hasta 11.28 jaguares por cada 100 km2, lo que supone el mayor valor registrado de esta especie en el país. La Reserva de la Biosfera Maya también registró menos del 1% de ocurrencia de incendios forestales que impactan en las áreas de concesión forestal comunitaria.
Según Glyde Márquez, cada año se lleva a cabo un programa de concienciación entre la población circundante y los socios. Este programa suele abarcar la prevención de incendios y los métodos para utilizar el fuego de forma segura en las actividades agrícolas. Los mensajes de prevención de incendios forestales también se transmiten por la radio para lograr el máximo impacto.
"Todos los años se limpian las brechas de los límites entre la carretera principal y las unidades de gestión y de limpieza para eliminar las ramas que se han caído y de otro material orgánico. Así se puede controlar el peligro de incendios", explica Márquez.
Hablando más sobre las prácticas de gestión forestal, Márquez comparte: "En las unidades de gestión se lleva a cabo un control y vigilancia exhaustivos, lo que evita que se produzcan talas ilegales".
Las comunidades también garantizan una vigilancia constante mediante el uso de tecnología GPS y drones, coordinados con el Gobierno de Guatemala.
De los bosques tropicales a reimaginar el Puente de Brooklyn
En el reciente concurso "Reimaginando el Puente de Brooklyn", el Brooklyn Bridge Forest fue nombrado ganador. El Brooklyn Bridge Forest es un modelo innovador de abastecimiento proactivo que vincula un puente con un bosque el cual proporcionará a perpetuidad a la ciudad de Nueva York con la madera necesaria, mientras se protege un ecosistema en peligro de extinción.
Después de consultar a docenas de conservacionistas comprometidos, organizaciones medioambientales y expertos forestales, Pilot Projects identificó a la comunidad de Uaxactún, una concesión de la Reserva de la Biosfera Maya situada en la Zona de Uso Múltiple, como su socio forestal ideal para suministrar los 11,000 tablones necesarios.
Una vez se obtenga la aprobación de la Ciudad, los colaboradores podrían aportar donaciones de patrocinio y hacer que sus firmas se inscriban en el extremo de cada nuevo tablón. Este innovador modelo de asociación no sólo proporcionará un nuevo caminamiento sino que también colaborará en la protección de 18 acres de selva tropical primaria por cada tablón.
Además, este proyecto incluirá una programación cultural y educativa en la ciudad de Nueva York con la comunidad de Uaxactún que puede conectar a personas más allá de las fronteras geográficas y ayudar a impulsar el interés y la empatía que apoyan la sostenibilidad ambiental y cultural.
El Brooklyn Bridge Forest también se convertirá en un poderoso símbolo -respaldado por una petición de 11,000 partidarios y de más de 800 metros de largo- para decir a los líderes mundiales que es hora de tomar medidas inmediatas contra el cambio climático.